Cuando Pepo me pidió que fuera
parte de su equipo, para mí fue
un golpe de emoción.
Ser un sobreviviente del primer equipo que formó Pepo para hacer los cómics de Condorito, todavía a veces me produce un poco de miedo.
Éramos dos los vivos hasta varios años atrás: Ricardo González y yo, pero mi amigo Ric, como él firmaba sus dibujos, falleció en un viaje a Santiago.
Esta vez no seguiré hablando de Ric sino de Pepo.
Cuando Pepo me pidió ser parte de su equipo, fue en el restaurant Nuria de los años 60. Justamente en presencia de Ric y de Nato.
Para mí eso fue como un golpe de emoción, no lo podía creer, pero me puse serio y escuché con tranquilidad su oferta y con seriedad sus planes.
Acepté trabajar con él. Me dijo que las páginas las hiciera a lápiz, “la tinta la pasará Ric, ya que él tiene una pasada de tinta similar a la mía”, me explicó.
Ahora, cuando Pepo no está, he tenido la oportunidad de recibir homenajes y la gente quiere tomarse fotos conmigo y me pide autógrafos (Me toman por un sobreviviente).
Cuando fui invitado a Cumpeo me acordé de por qué Pepo eligió ese simpático pueblo que gracias a Condorito hoy surge.
Fue porque se ajustaba a la comuna de Pelotillehue que era la elegida por Pepo para darle vida a su personaje.
Hoy sigo cumpliendo con firmar los libros de Pepo. No me siento un sobreviviente porque tengo mi opera prima: Expo-Comic y Multimedia, la que me mantiene súper ocupado y además es mi proyecto number one para toda la vida.