A petición de Disney, Abel Romero y Mario
Igor, hicieron varias historietas de El Zorro y David Crocket, directo para Estudios Disney-USA.
Cuando llegué a Zig Zag, en los años 60, contratado por Themo Lobos, el primer día de trabajo me fue a saludar un señor que me dijo: “Hola, soy Abel Romero, Director de Arte del Departamento de Historietas de la Editorial Zig Zag, eres bienvenido. Me dijo Themo que serás su ayudante”. Abel era un artista extraordinario del cómic. Nos hicimos amigos, me mostró la editorial, el archivo, y me presentó a todos los colegas. Fuimos al taller, me presentó a Labbé, el jefe, y me invitó al casino que era muy grande pues trabajaban más de dos mil personas.
Volviendo al tema del cómic, yo quedaba asombrado al ver los cómic terminados que salían de las manos geniales de Abel.
Los cómic que él hacía eran a la altura de los grandes del cómic mundial. Transcurrieron los años y la empresa pasó a otras manos, lo que no es el caso comentar en estas líneas. Abel, como muchos compatriotas, tuvo que abandonar nuestra patria y viajó a Estocolmo, capital de Suecia.
Allí desarrolló todo su talento, dibujó con mucha calidad los cómic de El Fantasma, Tarzán y una cantidad relacionados con el hockey sobre hielo, y cómics para niños.
Cuando regresó a Chile, él quiso reflotar el cómic chileno y para ello nos juntamos con Pepo, Nato, Máximo Carvajal, Jimmy Scott, Jorcar, Mateluna, Lincoln Fuentes, Guido Vallejos, Themo Lobos, etc.
Pero la idea no pudo llevarse adelante por motivos financieros.
Aunque sirvió para reencontrarnos y poder exponer nuestros trabajos en las ferias que realiza ExpoComic.
Resumiendo, la amistad con Abel fue muy positiva. Prácticamente, él y Themo, fueron mis maestros, Abel hizo equipo también con Mario Igor. Cuando hacían historietas de fantasía eran espectaculares. A petición de Disney hicieron varias de El Zorro y David Crocket, directo para Disney USA. Cuando estuve en Ficomic, Barcelona, el Gerente de Norma, Óscar Valiente, me dijo que los cómic de Romero se los peleaba el público, porque Abel publicó varios álbumes en Barcelona, España.