El Rey del Comic: COLECCIÓN ENANITO REVISTA JUGUETE

Parvulito y Joao, personajes de

mi creación, hechos para amenizar

el cómic infantil.

 

Hablar de uno mismo se ve como cachiporreo, pero hay que hablar a veces así porque las ideas no nacen solas.

 

Yo siempre pensé en hacer una revista juguete que sirviera para entretener a niñas y niños. El año 1972 se me dio la oportunidad. Estaba recién salido de Zigzag y mi proyecto no lo alcancé a hacer en la editorial, que yo siempre quise.

 

Así que mis pasos los dirigí a Lord Cochrane, la segunda en importancia en esa época, donde tuve una muy buena acogida. Mi proyecto fue realizado y así salió Colección Enanito con un tiraje del N° 1 de 60.000 ejemplares vendidos.

 

Alcanzamos a llegar a más de 100.000 ejemplares vendidos en los años 1973.

 

Trabajé paralelamente como editor del diario La Prensa de Santiago y Televisión Nacional, Canal 7. Más adelante en Enanito contraté a los siguientes dibujantes: Nelson Soto, Guidú, Óscar Vega, Néstor, Tristán Torres, Sanhueza y yo, que creé los personajes: Parvulito y Joao, que tenían aventuras en diferentes países e incluían un texto con contenido didáctico sobre animalitos que salían en el cómic.

 

Puse figuras recortables, para pintar, rompecabezas, cuentos y un gran afiche con juegos gigantes, etc.

El libro contenía figuras recortables,

que le daban vida a la imaginación

de los niños, armando y recortando

figuras corpóreas.

 

Mi proyecto en Lord Cochrane era muy ambicioso: dirigir un nuevo Departamento de Historietas compitiendo con la ya existente: Gabriela Mistral. Alcance a publicar 12 ejemplares, salía uno al mes.

 

El motivo fue la redestribución de cargos en Lord Cochrane. Intenté con Adriana Hernández como socia, seguir publicando Enanito pero con otro nombre, le puse Duende, pero se presentaron algunas dificultades. Había que llevar los libros al edificio Diego Portales para la censura y el periódico fue cerrado.

 

Cuando decidimos salir con mi familia de vacaciones compré los pasajes en la Plaza Almagro. Para ese trámite había que pasar la cédula de identidad. Nuestro destino era Pucón, tomamos el bus a las 8 PM.

 

Me llamó la atención el cambio de recorrido del bus, se salió de la autopista y entró al patio del regimiento Tacna. El recinto estaba oscuro y en medio había un farol.

 

Al bus subió un militar que se puso al fondo del vehículo, apuntando a los pasajeros. Luego subió un teniente y pidió las cédulas de identidad, se las devolvió a todos menos a mí.

 

Cuando se acercó a la puerta dijo: “Miguel Ortiz abajo”. Me hizo ponerme debajo de la luz del farol y le dijo a un hombre que estaba en la oscuridad: “es el hombre que tú buscas”.

 

Apareció un hombre peinado al medio, engominado, y dijo: “sí, es él”. El teniente le dijo: “córrete un poco” y a mí: “Miguel, si tienes otro documento que diga lo mismo que tú cédula de identidad, te dejo ir”.

 

Le pasé mi carnet de Periodista, lo miró y me dijo: “Estos tipos quizá a cuanta gente inocente nos han traído”. El teniente me tomó del brazo y me dijo: “acompáñeme”.

 

Me llevó al bus y dijo: “fue un lamentable error, les deseo un feliz viaje”. Cuando me senté en el bus con mis hijos, se acercó el engominado y comenzó a golpear el vidrio…

 

Tuve que salir exiliado por seguridad personal y la de mi familia.

 

Tuve dos ofertas de trabajo: una del Miami Herald de EE.UU. y la otra de Director de Arte de una Editorial importante de Caracas, Venezuela, donde estuvimos 14 años.

 

Regresamos en 1989, con “el sueño de revivir el cómic” con Pepo, Nato, Abel Romero, Guido Vallejos, Lincoln Fuentes y Miguel Ortiz por supuesto.

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