TRAYECTORIA DE UN
DIBUJANTE DE CÓMIC
Vende cursos de cómic por internet
Por Mike Star
A los tres años, un hecho aparentemente intrascendente traza el destino de Miguel Ortiz. Temuco, 1940, domingo familiar, tarde relajada. El abuelo cumple con el ritual dominical: lee el diario, pero no todas las secciones; por cierto, no el suplemento de cómics que tira desaprensivamente al papelero. El niño algo percibe del papel durante su trayecto al tacho. Curioso, lo rescata. Se tira al suelo, abre las cuartillas y observa en ellas unas figuras dibujadas, muchos monitos en acción. Durante horas no cambia de posición. Está sorprendido, está fascinado. Algo lo marca profundamente. Su madre lo llama -en ese tono solícito de dueña de casa provinciana- pero él no hace caso, está retenido por un papel de diario que en vez de letras tiene dibujos que revuelven sus ojos.
El ratón Mickey le llama tanto la atención que inmediatamente empezó a copiar del periódico tal cual era.
organizador de la ExpoComic
Internacional de Chile.
Catorce años después, Miguel Ortiz será dibujante de la recordada revista El Peneca. Luego lo será de Condorito, de las editoriales Zig-Zag y Pincel, esta última de la Disney Company. Trabajará también en otros medios hasta abandonar forzosamente Chile en 1976 y radicarse en Venezuela. En ese país seguirá por el camino trazado: director de arte y dibujante de las revistas Zeta, Auténtico, Folletón y Momento, además de autor y dibujante de cómic de varias editoriales.
Al regresar del exilio continúa con su fructífera labor. “Al principio fui director del suplemento infantil El Cometa del diario Fortín Mapocho, luego fui editor de la empresa Luciérnaga y dibujante de cómic del suplemento El Timón del diario El Mercurio”, relata el dibujante de El Rey del Cómic, y en ExpoComic como productor con su hijo Rodrigo.
Miguel Ortiz es parte importante de la historia del cómic en Chile. Sus antecesores fueron indudablemente Pedro Subercaseaux, creador de Von Pilsener -gordo y barbudo alemán que comentaba sobre la contingencia de la época-, el primer personaje del cómic chileno. Luego, Jorge Délano (Coke), Adduard, Óscar Camino, Pekén, Alhué, Mono, Lugoze, René Ríos (Pepo), Renato Andrade (Nato) y Themo Lobos (dibujante de los clásicos personajes Mampato y Ogú). En la década de los sesenta se produce un boom de revistas de historietas que posibilita el trabajo de creadores como Guido Vallejos, Abel Romero, Jorcar, Jimmy Scott, Mateluna, Vicar, Alberto y Jorge Vivanco, Germán Gabler y muchos otros, entre ellos el propio Ortiz.
cómic vía internet.
“A mi regreso a Chile, veo que la industria del cómic ya no existe. Con los dibujantes retornados, universitarios y nuevas generaciones, nos organizamos a través de una instancia que nos ha permitido, por ejemplo, vender nuestros servicios de dibujantes de cómics a todos los países con que Chile tiene Tratados de Libre Comercio. Parte del resurgimiento de la industria del cómic se debe a nuestra participación con el auspicio de ProChile, en Ficomic 2008, desarrollada en Barcelona”, comenta.
Ortiz ejerce a los 16 como profesor de dibujo gracias a la insistencia de Francisco Váldes Subercaseaux, que luego sería Obispo de Osorno y quien, además, era pintor y escultor, con él que trabó una rica amistad. “La experiencia como dibujante de cómics me ha permitido hacer clases en institutos culturales, municipios, a gente de la tercera edad, personas con problemas de drogadicción y a niñas y niños en el Instituto Cultural de BancoEstado, entre otros”.
Themo Lobos y, Pepo,
lo invitó a trabajar en
Condorito.
Precisamente esta actividad será la que conectará al dibujante con el portal de adquisiciones del Estado: “Me relacioné con ChileCompra en 2006, cuando inventé para Sercotec unas mascotas que serían usadas como personajes de unas tiras cómicas dedicadas a los microempresarios. Mi trabajo gustó y también el precio”. Tras esta experiencia entró al sistema, con una idea bastante original: ofrecer cursos de cómic por internet dirigidos a profesores de enseñanza básica y niños en general: “La idea nace de los antiguos cursos por correspondencia y tiene como objeto llegar a las regiones apartadas del país. El curso ha tenido una buena acogida, y tengo proyectado para el 2024 un respaldo publicitario”, explica Ortiz, quien con el alma de niño intacta no deja de maravillarse con el trabajo de quienes hacen cómics.